viernes, 27 de septiembre de 2024

Semana 4. 23 a 27 de septiembre

 

Paisajes de otoño de Emil Nolde

Hola, familias.

Cumplimos un mes de escolarización y adaptación del alumnado a su nueva realidad de aula y nos sentimos muy contentos por la facilidad con la que se ha producido. El periodo de adaptación nunca es sencillo, pero todos estos años de experiencia nos hace reconocer e identificar las necesidades de vuestros/as hijos/as. Cada día cuando pasamos lista para realizar las diferentes rutinas (próximamente os enviaremos un vídeo con un audio donde se escucha cómo se desarrolla este momento) observamos el cariño y la identificación que se produce entre el alumnado que ya conoce el nombre de las demás personas con las que comparten el aula, deciden establecer juegos compartidos y comienzan a relacionarse a partir de sus capacidades comunicativas (no siempre verbal). Nosotros en el aula ya sabemos identificar qué nos quieren comunicar, cómo expresan puntualmente su cansancio, cómo les gusta comerse el almuerzo, cuándo necesitan nuestra ayuda, qué necesitan a nivel afectivo para sentirse cómodos en el aula. En definitiva, ya los conocemos muchísimo mejor en un contexto escolar donde se comportarán de manera diferente a la que hacen en casa. Adquieren un comportamiento sobre la base de un grupo social de doce niños y niñas, encantadores (con sus pequeñas rabietas, con sus tremendas alegrías) que se relacionan afectivamente con base en unas normas de convivencia que reconocen dentro de un espacio, dentro de las diferentes dinámicas. Todo el tiempo que pasan en el centro es educativo y eso implica que los aprendizajes en este periodo van más allá de lo material y tangible. Somos conocedores y expertos en esta etapa educativa (e inclusive compagino este trabajo formando a las futuras/os maestras/os en Educación Primaria y Educación Infantil en la Universidad de Alicante) y cada vez estoy más convencido de que a la infancia hay que intentar ofrecerle “lo mejor”.

Este término resulta ambiguo (por los múltiples significados que puede tener cada persona): ¿qué es lo mejor?, ¿mejor en comparación con qué o quién? En este caso es una máxima que habla del respeto a la infancia y que, pese a su cortísima edad, no los menosprecia intelectualmente. Ellos y ellas tienen su “voz”: no necesariamente una comunicación verbal. Y nosotros estamos para darle “lo mejor que tenemos y consideramos para la infancia”: nuestra atención, calma, afecto, conocimientos, diversión, cuidados y acogida. La educación en esta etapa es singular, así como sus profesionales: nos encargamos de su alimentación, sueño, higiene, custodia y educación. Como veis, son cinco pilares cuya capacidad de innovación debe ser honesta: las actividades y los recursos materiales no son el principal atractivo de un centro, sino sus personas (el alumnado, el profesorado y las familias). Esto implica que la educación debe ser un espacio humano y cálido, porque eso queremos que sean nuestros hijos e hijas en el futuro: personas con capacidad de empatizar con los demás y de forma saludable. La educación es salud. Esto es sencillo de explicar: la salud no es la ausencia de enfermedades, sino un bienestar a nivel físico, social y emocional. Justamente, aquello que pretendemos transmitir desde nuestra labor educativa.


Después de esta perorata para deciros que vuestros/as hijos e hijas han tenido un periodo de adaptación estupendo ( y que cada uno de ellos y ellas son una maravilla), os dejamos algunas imágenes de un conjunto de cartas que estamos realizando a partir del libro-objeto Los colores hablan de Imma Pla. Este libro propone un juego de descubrimiento y onomatopeyas asociadas a diferentes animales y su diseño recuerda a los libros del italiano Bruno Munari (quien buscaba sorprender a la infancia desde la experiencia estética y artística desde los años 40). 


Son libros que cada inicio de curso empleamos en el periodo de adaptación y que se convierten en éxitos instantáneos por su capacidad de asombrarles a través de un juego cognitivo rudimentario (la sorpresa de qué esconderá el paso de página – como en el juego de tras tras cucu tras - ) y con el que se divierten todos los días en el aula (ahora, además anticipan y recuerdan qué animal se esconde tras cada color, como en otros álbumes que empleamos de estructura repetitiva donde importa más la sucesión de acciones que la trama de la historia). Esta semana han realizado las tarjetas de los colores amarillo y rojo (donde queremos observar su prensión grafomotriz) y cuando terminen con el resto de los colores os entregaremos en una bolsita personalizada. En definitiva, esta semana no se llevan ninguna manualidad a casa (esas que dentro de cinco años tiraréis al contenedor después de acumular todos los trabajos de la etapa de Educación Infantil y comiencen la Primaria -no es una crítica, ojo, simplemente es ley de vida “educativa” y desgraciadamente no vivimos en mansiones-). Dentro de poco lo que se llevarán todas las semanas será un libro de préstamo de la biblioteca de nuestro centro para aproximaros a los títulos, autores/as y obras que más les gustan en estas edades (y que se han seleccionado por criterios lingüísticos, literarios y artísticos).


Os deseamos un buen fin de semana y nos vemos la próxima semana.


































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